En la parroquia Puerto Napo, en Tena, la contaminación del río Puní, provocada por actividades de minería ilegal, ha dejado a 280 habitantes de la nacionalidad Kichwa sin acceso a agua potable. Esta situación no solo compromete el suministro de agua, sino que también pone en riesgo la salud y la seguridad alimentaria de los residentes.
Bertha Tapuy, habitante de Capirona, expresó su preocupación: «Todos los días estaban trabajando. No sabemos cuánto tiempo tomará para recuperarse. El agua del río está contaminada, y al lavarse las manos, parece chocolate«.
Los sedimentos generados por la minería, ubicada a 11 kilómetros aguas arriba de la comunidad Puní Kotona, han transformado las aguas cristalinas del río Puní, que ahora lucen color café. Este afluente, que recorre 60 kilómetros desde Capirona hasta la desembocadura del río Arajuno, es vital para la comunidad, que carece de un sistema de agua potable.
Además, se observan manchas de diésel en las hojas caídas a orillas del río, lo que agrava la situación. Los habitantes han reportado problemas de salud, con niños y adultos sufriendo afecciones cutáneas. René Chimbo, otro residente, comentó: «Ya no podemos pescar carachamas y bocachicos, saben a diésel y mercurio».
Galo Villamil también destacó la gravedad de la situación: «Muchos compañeros tienen hongos en sus cuerpos, hay niños afectados. Dos personas ya fallecieron y en el hospital mencionaron que tal vez el agua fue la causa. Sabemos que es el agua«.
La comunidad de Capirona enfrenta una crisis de salud y acceso a recursos esenciales debido a la contaminación del río, lo que requiere atención inmediata por parte de las autoridades para mitigar el impacto de esta situación.
Fuente: Elizabeth Quezada