La alarma crece en la comunidad amazónica de Taisha, provincia de Morona Santiago, tras la muerte de ocho niños en las últimas semanas por causas aún no esclarecidas. Los menores presentaron síntomas similares: fiebre, dolor de cabeza y estómago, tos, vómito y diarrea con sangre, lo que hace temer la presencia de un agente infeccioso aún no identificado.

El ministro de Salud, Édgar Lama, informó días atrás que se trata de un posible agente infeccioso de naturaleza desconocida, lo cual ha complicado el diagnóstico y la intervención oportuna.

Según Pablo Espinosa, epidemiólogo y docente universitario, desde noviembre y diciembre de 2024 ya se habían registrado reportes de casos similares, lo que podría indicar la evolución lenta de un brote infeccioso que hoy ha alcanzado un punto crítico. “Se comenzó a realizar un proceso de brote con pocos casos, a largo plazo, que luego se acumulan para dar un pico de infectados en un corto periodo”, explicó.

Espinosa destacó que si el origen es viral, el diagnóstico debió hacerse dentro de los cinco días posteriores a la infección, lo que hoy complica la detección por métodos moleculares. Si se trata de una bacteria, el diagnóstico sería más factible mediante cultivos, pero el retraso en el tratamiento puede agravar el número de víctimas.

Otro elemento crítico es la falta de servicios básicos en la zona. Aunque la enfermedad no sería necesariamente mortal, las condiciones precarias podrían estar intensificando la gravedad de los casos.

Entre las posibles causas, los expertos mencionan enfermedades endémicas como la leptospirosis, transmitida por contacto con agua contaminada por heces animales, o incluso fiebre amarilla, aunque en ambos casos persiste la duda: ¿por qué los adultos no se han visto afectados?

También se ha planteado la contaminación ambiental por metales pesados como una teoría alternativa, aunque los efectos suelen aparecer a largo plazo y no explican la gravedad inmediata de los casos infantiles.

Desde el 26 de marzo, el Ministerio de Salud Pública (MSP) desplegó 60 funcionarios y diez brigadas médicas, que llegaron por vía aérea y terrestre para atender la emergencia. Además, se esperan resultados de estudios realizados por la Agencia de Regulación y Control del Agua (ARCA) y la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) en agua y alimentos. Sin embargo, el MSP no ha especificado la cantidad de muestras recolectadas, lo que genera más dudas que certezas.

La médica Gabriela Zambrano, especialista en enfermedades infecciosas, advirtió que no se puede afirmar que los fallecimientos se deban a fiebre amarilla. “Podría tratarse de múltiples factores, por eso es urgente contar con los resultados de las autopsias y estudios específicos”, recalcó.

Crítica a la falta de acción del gobierno

La gestión del gobierno frente a esta crisis sanitaria ha sido duramente cuestionada. Pese a la gravedad del caso y la muerte de ocho niños, no se ha dado una respuesta clara ni oportuna por parte del Ministerio de Salud, y los resultados de los análisis siguen sin ser publicados tras varias semanas.

Además, en medio de esta emergencia, el presidente de la República se encuentra fuera del país, lo que ha sido percibido como un acto de desconexión e insensibilidad ante una situación que afecta a una de las regiones más vulnerables del país.

En una zona donde la vida infantil está en riesgo, el silencio, la lentitud institucional y la ausencia del liderazgo presidencial dejan a las comunidades sin respuestas ni esperanza inmediata.

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