La tensión entre la República de India y la República Islámica de Pakistán se intensificó tras un reciente intercambio de ataques con misiles, dejando decenas de víctimas civiles y generando preocupación internacional por una posible escalada del conflicto.

El ataque inicial, atribuido a India, habría causado la muerte de 26 civiles y dejado 46 heridos en la región de Cachemira, área históricamente disputada por ambos países. En respuesta, Pakistán ejecutó bombardeos en territorio indio, donde se reportó la muerte de al menos 10 personas.

Las cifras y versiones del ataque varían. Mientras medios pakistaníes señalan que India lanzó misiles en tres puntos distintos, el gobierno de Nueva Delhi asegura que se realizaron nueve ataques en el marco de la operación denominada Sindoor. Según India, esta acción responde a la supuesta infiltración de grupos extremistas, como Lashkar-e-Taiba y Jaish-e-Muhammad, apoyados por Pakistán.

El primer ministro pakistaní, Shehbaz Sharif, calificó el ataque indio como una «acción cobarde» y prometió una respuesta. El Consejo de Seguridad de Pakistán también anunció una avanzada militar hacia la zona fronteriza, incrementando la tensión en la región.

El conflicto, que combina elementos diplomáticos, militares y de seguridad interna, sigue generando incertidumbre sobre su evolución y posibles repercusiones en la estabilidad regional.

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